La luz nocturna de la luna invade mi descanso eterno.
Me despierta del dormir que no deseo,
me reprocha la actitud que tengo.
En la oscuridad podría permanecer,
sin tener que ver el entorno de mi realidad.
Pero la luna me levanta de los escombros y con una bofetada recapacita mis pensamientos.
La luz nocturna de la luna me despierta de mis sueños;
aquellas pesadillas que engañan a mis anhelos.
Aquella luz me recuerda las penas que yo llevo,
por las que preferiría dormir aún más que el fin del tiempo.
Por las vidas que he vivido aseguro que todavía duermo,
pues la luz que ya no es tan fuerte para despertarme por completo.
Esa luz ahora se apaga lenta, llorando ella por dentro,
mientras yo retomo mi sueño, llorando el momento.
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